El poder de anticiparse.
Como todos sabemos durante este 1999 se llevarán a cabo las elecciones presidenciales para los próximos cuatro años de gobierno. Obviamente, y por optimistas que intentemos ser, a medida que se aproxima el mes definido para la votación, también se aproximan los problemas, los miedos, las demoras en la toma de decisiones, las falsas expectativas, las promesas incumplibles, etc. , etc., etc. Como este escenario ( gracias a nuestros años de democracia ), ya lo hemos vivido en otras oportunidades, hoy no sorprende a nadie y por ende los efectos nocivos en la economía son absolutamente esperables y hasta podríamos llamarlos lógicos.
Históricamente se dijo que la Bolsa de Comercio anticipa estas reacciones y para no romper una tradición, también se anticipó en esta oportunidad. Claro que al enrarecido clima político podemos decorarlo con hermosos déficits comerciales, una oportuna devaluación de la moneda de nuestro Socio-Vecino Brasil y el no menos apreciado aumento de tasa a nivel internacional. Pero como todo este cóctel era mano de obra importada, nuestra dirigencia decidió que no podía dejar pasar con pasividad esta oportunidad de actuar, por lo tanto aparecieron declaraciones muy dulces para los oídos de nuestros acreedores como por ejemplo solicitar una quita o perdón de nuestra querida deuda externa, un ocurrente impuesto docente para congraciarse con la clase media que "crece" día a día y como broche de oro el virtual cierre del congreso que parece decidido a no tratar ni mucho menos aprobar ley alguna hasta después de Octubre. Si recorremos todos los hechos mencionados, sabremos que durante los últimos meses el país se debate entre recesión y aumento de deuda con los consiguientes problemas para el normal funcionamiento de las empresas y el país. Pero la Bolsa nos anticipó esta situación con casi un año de anterioridad y si bien en todo este período hubo alzas y bajas, el balance demuestra que las inversiones provenientes de países desarrollados, volvieron a su lugar de origen. Estos capitales rotan por el mundo constantemente y seguramente volverán en algún momento a nuestro país. Con esto queremos indicar que si bien el mercado se anticipa a los momentos difíciles, también lo hace con los prósperos.
Cuando es momento de volver?
Esta es la pregunta del millón. Es imposible saberlo, pero es saludable intentar descubrirlo. Es claro que un gobierno no es igual a otro, una elección no es igual a otra y una crisis no comienza ni termina como las otras. Sin embargo hay un factor en común que se registró en nuestro mercado en casi todos los cambios de tendencia. El mercado se compone de ciclos y estos ciclos son los que intentaremos descubrir. Los movimientos de subas y bajas fuertes generalmente se producen con aumentos en el volumen operado, son rápidos y de tiempo relativamente corto y están precedidos por largos meses de apatía, aburrimiento, falta de liquidez y cansancio. Quizá ésta sea la parte más difícil de transitar, pues la espera es larga y tediosa, sin embargo quienes reconozcan estos períodos, sabrán que la recompensa a la paciencia es grande y no hay porque dejarla pasar. Hoy el mercado es aburrido, tedioso y con un volumen tan escaso que hasta podría tildarse de irrisorio. Tal vez deberíamos prestarle mucha mas atención para que el futuro no nos sorprenda preguntando como pudimos habernos perdido el tren si estuvimos meses parados en la estación.
JORGE ALBERTI
OPERADOR
elaccionista.com